Invierno 1

La chica que nunca más pudo usar dos medias del mismo color.

La conocí un día y nos casamos al día siguiente. La conocí en un laverap, estaba empapada pero afuera no llovía, hasta el día de hoy me pregunto si se habrá metido dentro de una lavadora….nunca se lo pregunté (hay cosas que es mejor no saberlas).
Mojada de pies a cabeza, se le separaba el pelo en mechones llamativamente parejos, tan parejos que impresionaban, me quedé mirándola un rato hasta que levantó la vista y me dijo algo, no se qué, porque cuando vi sus ojos entré en una especie de trance corto y ninguno de los sonidos que normalmente se perciben en el ambiente pudo siquiera rozarme la piel de las orejas, eran ojos de gato siamés, me hicieron recordar los recreos de la primaria cuando jugábamos a las bolitas, eran puros, transparentes y atrás dejaban ver una especie de tormenta que fascina porque sabes que no vas a poder esquivarla.
No me hablaba, no dejaba de mirarme y sabía que me estaba atrapando para siempre. Sucia, sabías…
Mi transe se cortó cuando percibí que sus manos se movían, bajé la vista y miré sus pies, tenía puesta una media rosa en el pie izquierdo y se estaba poniendo una celeste en el derecho. Sin hablarle, señalé sus pies.
Ella miró, sonrió y dijo:
-“Ahora ya está, ya me di cuenta de todo…”
Le pregunté muy tímidamente que era eso que se había dado cuenta y sin dejar de ponerse la media que le faltaba, continuó:
- “ves, el destino es implacable, hubo tres cosas en mi vida que me marcaron. La primera fue cuando era muy chica y mi abuela me regaló un abanico y me dijo que era para cuando tenga calor, que las verdaderas damas usan abanico, el ventilador es para las pardas. Ahí me di cuenta que la feminidad pasa indudablemente por los detalles. La segunda cosa que me marcó, fue el nacimiento de mi hermana menor, el día que la trajeron a casa la miré un rato y entendí que mi vida ya no era mía, sino que, la compartía con la gente que amo. La tercera , me acaba de pasar, es la vigésimo quinta vez en una hora que por más que trate de ponerme las medias del mismo color, no puedo y siempre que me pongo una media, a siguiente es de un color que combina perfectamente…. Comprendo entonces que mi arte pasa por la combinación de los colores, te das cuenta?.”
Le rogué al cielo que no se me estuviese cayendo un hilo de baba, nunca había escuchado algo tan hermoso dicho con tanta convicción.
Me di cuenta que quería pasar el resto de mi vida con esa mujer a mi lado, quería despertarme todas las mañanas y verla vestirse y en ese momento respirar hondo …
Cuando pasó la milésima de segundo en que me imaginé todo eso, me tapé la cara con las manos para amainar la vergüenza y le pregunté si se quería casar conmigo, me dijo que sí, sin dudarlo, la tomé de la mano para demostrarle algo de firmeza de mi parte y nos fuimos del lavadero caminando por el cordón de la vereda jugando a hacer equilibrio.
Lo que pasó esa noche es un secreto que guardamos juntos, fue una noche que duró casi dos años, o por lo menos, así me pareció…. Al día siguiente, nos casamos. Nunca supe porqué me respondió Sí, para saberlo, prefiero esperar a que ella cuente mi historia, mientras tanto, no veo la hora de irme a dormir, para poder verla mañana como se pone las medias de diferente color.
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